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miércoles, 21 de octubre de 2009

Acosadas.

Acosadas.

Con demasiada frecuencia el ambiente laboral es propicio para el acoso sexual en las mujeres. Es sexista, machista e irrespetuoso con la dignidad de las mujeres. Se escuchan chistes groseros, se hacen alusiones incómodas sobre el cuerpo o la vestimenta de las mujeres, circulan correos electrónicos impropios, abunda la pornografía en los lugares de trabajo…

Qué es el acoso sexual.

El que un compañero de trabajo piropee a una mujer, le haga alguna broma o le invite a cenar, como hechos aislados, entra dentro de la cordialidad. El acoso surge cuando hay una presión verbal o física, de tipo sexual, no deseada por la mujer, y que da como resultado un deterioro del ambiente y las condiciones de trabajo de la acosada.

Un estudio de Comisiones Obreras revela que un 56,5% de las mujeres entrevistadas ha sentido que algún compañero o jefe invadía su espacio físico y le hacía proposiciones incómodas. El 19% asegura haber sido tocada o rozada por colegas, clientes o jefes. El 12% se ha sentido presionada para mantener relaciones sexuales, y con el 9% se ha intentado ejercer chantaje.

Las víctimas suelen ser desde profesionales hasta trabajadoras de menor cualificación. Las más vulnerables son mujeres con empleos precarios, sin contrato o contratos temporales, y sin pareja estable, separadas y divorciadas. En cuanto a los agresores suelen ser quienes ejercen poder o autoridad, aunque también los compañeros, pero es más fácil ponerle fin porque no deciden sobre el empleo.

¿Qué hacer?

Las mujeres acosadas confían en las “buenas intenciones” del hombre, en que se cansará, intentan evitarlo o ignorarlo. Pero el acosador pasa de los piropos a la violencia verbal. Dado el caso toma represalias o venganzas laborales, llegando a reacciones de violencia insospechada. Hay que evitar llegar a este punto. Mientras más tiempo pasa, peor.

Denunciar ante el jefe inmediato, buscar el apoyo de los compañeros, acudir a los representantes sindicales. En el 35% de los casos las mujeres acaban por dejar el empleo, sólo el 3% lo lleva a los tribunales.

lunes, 5 de octubre de 2009

Una de CALcio, y otra… ¡de hierro!.

Una de CALcio, y otra… ¡de hierro!.

Hierro y calcio son dos minerales decisivos para la salud femenina. Para recibirlos en cantidad suficiente con las comidas, hay que tomar, al menos una vez a la semana, los alimentos que los contienen en mayor cantidad. Consumir las frutas y verduras crudas en platos sencillos y cocidas al vapor o en la olla exprés, y las carnes y pescados cocinados a la plancha. No pelar la fruta: los minerales se concentran en su piel.

Calcio.

Si no toma suficiente, la mujer pierde su principal defensa frente a la osteoporosis (reducción de la densidad de los huesos que los vuelve quebradizos; y que empieza a partir de los 35 años), y empeora las molestias de la regla y el síndrome pre-menstrual.

Para absorber mejor el calcio es necesario recibir la suficiente vitamina D, que solemos obtener mediante la exposición al sol; pero también está presente en las leches y cereales enriquecidos, los huevos, el atún, el salmón y las sardinas.

Al contrario, el exceso de fibra vegetal, los diuréticos, la cafeína de los refrescos, el té, el café y el chocolate, el alcohol, los espárragos, el apio y el perejil, dificultan su absorción.

Hay alimentos muy recomendables porque combinan ambos minerales. Las conservas de sardinas y algunas variedades de boquerón o sardina.

La leche, el yogur, el queso, la cuajada, la mantequilla y el requesón, son las principales fuentes de calcio, pero mejor desnatados o semidesnatados, y enriquecidos con vitaminas y minerales.

Nueces, avellanas, almendras, pistachos, piñones, castañas y unas cinco nueces por semana aportan interesantes cantidades de calcio y hierro. La levadura de cerveza, es recomendable para combatir la anemia post-menstrual y aporta interesantes dosis de calcio y de hierro.

Hierro.

A las mujeres de 11 a 50 años se les recomienda ingerir 15 miligramos diarios de hierro. Su carencia es frecuente entre las mujeres fértiles debido a que lo pierden durante la hemorragia menstrual y al gestar un bebé o amamantarlo.

La falta de hierro produce anemia, mayor vulnerabilidad a infecciones y hongos, y aumento de los dolores menstruales y premenstruales. Para aprovecharlo mejor, combinar las comidas ricas en hierro con las que contengan vitamina C, que aumenta su absorción. Evitar tomarlas junto con leche o sus derivados, y con té o con café.

La col, el repollo, las coles de Bruselas, la coliflor, el brécol y la lombarda, son ricas en hierro, en menor medida lo son en calcio y, además, en vitamina C. Hortalizas de hojas verdes más oscuras, como acelgas, espinacas y grelos, son una buena fuente de hierro. Las algas son uno de los alimentos con mayor aporte de minerales (calcio, hierro, yodo y magnesio).