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miércoles, 19 de agosto de 2009

Ni amas de casa, ni “amos de casa”.

Ni amas de casa, ni “amos de casa”.

En todas las casas en las que conviven hombres y mujeres, sean de la estructura familiar que sean, padres e hijos, marido y mujer u otras… ha de haber alguna mujer a la que se le adjudique el título de “ama de casa”, además, a perpetuidad, sin salario ni vacaciones. Y ¿por qué no amo de casa? O mejor aún, ¿por qué debe haber una figura en la familia responsable de lo doméstico cuando todos sus miembros pueden asumir la parte de responsabilidad personal que les corresponde en función de su situación en cada momento en la familia?

La convivencia de una o más personas en una casa implica, “impepinablemente”, para vivir con cierta calidad de vida, hacer la comida, fregar los platos, lavar la ropa, planchar, quitar el polvo, hacer la compra, limpiar el baño… y un largo etcétera. Esto es así, nos guste o no, a no ser que podamos permitirnos el pagar un/a asalariado/a (o varios/as) que realice este trabajo, o que decidamos vivir entre el desorden y la suciedad.

Por tradición cultural o “por decreto”, como se quiera, son las mujeres las que “han de hacerlo”, porque los hombres “no saben”. ¿A quién perjudica más esta situación? A ambos. A la mujer porque, en muchos casos (aunque afortunadamente cada vez son más las mujeres que pueden elegir), se ve forzada a realizar ella sola todas estas tareas, o lo que es peor, a llevar un tipo de vida que no quiere. Y perjudica al hombre, porque es totalmente dependiente de una mujer durante toda su vida, no es una persona autónoma, incapaz de vivir solo. Las tareas domésticas son una necesidad diaria para todos, para hombres y para mujeres. Como lo es para todos una necesidad el aseo personal, ¿no resultaría difícil imaginar que fuese tu mujer/esposo quien te lavara los dientes?

Con las vacaciones, esta situación injusta para las “amas de casa”, se hace más patente. Toda la familia descansa de sus ocupaciones habituales. Pero para las tareas domésticas no hay vacaciones…

Existen diversos estudios sociológicos sobre el reparto de las ocupaciones en el hogar, en todos ellos se evidencia que es la mujer quien más horas diarias dedica a las tareas domésticas en días laborables. Pero lo realmente llamativo es que, sólo poco más del cinco por ciento de las mujeres, descansa de este trabajo los días festivos, mientras que casi la mitad de los hombres lo hacen por sistema. Lo preocupante es que estos patrones se perpetúan en los hijos, porque los varones siguen dedicando menos tiempo a las labores del hogar que las chicas, a las que se les induce a “ayudar” por su sexo.

El reparto de las tareas domésticas puede ser aceptado por obligación, por resignación, por propia voluntad (muy respetable)… pero lo que nunca debe ser es vivido como injusto, sobre todo si afecta a personas que queremos como madres, hermanas, hijas, esposas o compañeras… Son dignos de admiración los hombres que haciendo gala de madurez, inteligencia y coherencia, asumen su responsabilidad y no se escudan en los estereotipos. Porque aunque socialmente “es moderno” “ayudar” en casa, en la intimidad la realidad es muy distinta.

sábado, 1 de agosto de 2009

¡Anímate mujer!

¡Anímate mujer!

Elogio a las mujeres de más de 40 años. Escrito por un hombre.

A medida que avanzo en edad, valoro las mujeres que tienen más de cuarenta más que a cualquiera. Aquí hay algunas razones:

Una mujer de más de 40 nunca te va a despertar en mitad de la noche para preguntarte “¿Qué estás pensando?". No le interesa lo que estás pensando. Si una mujer de más de 40 no quiere mirar un partido de fútbol no da vueltas alrededor tuyo. Se pone a hacer algo que ella quiere hacer y generalmente es algo mucho más interesante.

Una mujer de más de 40 se conoce lo suficiente como para estar segura de sí misma, de lo que quiere y de con quién lo quiere. Son muy pocas las mujeres de más de 40 a las que les importa lo que tú pienses de lo que hace ella.

Una mujer de más de 40 ya tiene cubierta su cuota de relaciones "importantes" y "compromisos". Lo último que quiere en su vida es otro amante posesivo. Las mujeres de más de 40 están dignificadas. Es muy raro que empiecen una bronca de gritos en medio de la ópera o en medio de un restaurante caro. Por supuesto que si piensan que te lo mereces no van a dudar en dispararte un tiro (es una forma de hablar). Las mujeres de más de 40 tienen suficiente seguridad en sí mismas como para presentarte a sus amigas. Una mujer más joven puede llegar a ignorar hasta a su mejor amiga.

Las mujeres de más de 40 son generalmente generosas en alabanzas. Ellas saben lo que es no ser apreciadas lo suficiente. Las mujeres de más de 40 se vuelven adivinas a medida que pasa el tiempo... No necesitas confesar tus pecados, ellas siempre los saben. Son honestas y directas. Te dicen directamente que eres un imbécil si es lo que piensan de ti.

Los hombres tenemos muchas cosas buenas que decir de las mujeres de más de 40 y por múltiples razones. Lamentablemente no es recíproco. Por cada impactante mujer de más de 40, inteligente, bien vestida, sexy… hay un hombre de más de 40... calvo, gordo, haciéndose el gracioso con una mujer de 20.

¡Quiérete!

Nunca te permitas sentirte sola, puedes estarlo…, pero aprende a disfrutar también de ello.

No te veas fea, gorda o demasiado flaca, lo que importa verdaderamente es el contenido, no el estuche. ¡Quiérete mucho! imagínate feliz, la mente es un imán, y todo lo que desees y pienses, como por arte de magia lo atraerás. No te sientas menos que otra mujer, ella puede ser más... sólo en algunas cosas, pero tú tendrás tus virtudes en otras.

Recuerda amar la vida, con sus días de sol, con sus días nublados, con sus tormentas eléctricas. Es la vida y está para gozarla, disfrutarla a cada instante… en cada momento…

Llena tu mochila de bellos recuerdos y deja los malos a un costado del camino y ahora,
frente al espejo… sonríe… Observa lo lindo de tu cuerpo y destácalo, y luego mira tu interior: ¡El poder está en ti!

Puedes elegir: Darte otra oportunidad de ser feliz, o esperar con tristeza que tu vida se apague. Puedes elegir: Sentirte bella y amada o fea con una vida sin sentido. Puedes elegir: La alegría o la tristeza. Puedes elegir: Cerrar los puños y pelear por tus ideales o perder todas las esperanzas. Fíjate metas y lucha por ellas, no te sientas egoísta si dedicas parte de tu tiempo, a algo que te gusta y que te hace feliz.

¡Como te sientas… te verán! ¡En la medida que ames… te amarán! Y ante todo… ¡quiérete a ti misma! ¡Tal como eres!